Hoy hablaré de algunos puntos fuertes y de otros más flojos del largometraje de Han Solo: Una Historia de Star Wars (2018). Comenzaré con los puntos más débiles que encuentro en esta cinta:
1.- La trama no es profunda. No es algo que recordarás durante mucho tiempo. No contiene una historia de aquellas que, cuando sales de la sala de cine, te dices a ti mismo: Acabo de ver una gran aventura. No, este no es el caso.
2.- En ningún momento sientes que el protagonista sea Han Solo, tienes más la sensación que es un primo suyo con un Chewbacca prestado
3.- En ciertos momentos de este largometraje llegas a pensar que estás viendo una serie para la televisión, con menos medios y con una fotografía poco elaborada.
4.- Al pobre de Ron Howard le endosaron la tarea de terminar una película que ya tenía las tres cuartas partes rodadas por otros dos directores. Él hizo lo que pudo. Tengo que decir que Howard y George Lucas son amigos y se respetan. Sí, Lucas ya está apartado de sus creaciones.
5.- Han Solo aquí es un tipo demasiado moral, demasiado entregado a los demás. No es el canalla que se suponía que era antes de conocer a Luke Skywalker. Aquí es un personaje muy a lo Disney.
Y ahora citaré algunos puntos más aceptables de este filme:
1.- Podemos ver a Chewbacca en acción. Se mueve algo más que en las anteriores películas. El actor que lo interpreta tiene más movilidad y también hay añadidos realizados con infografía. Aunque, para mí, como el viejo Chewie no hay nada.
2.- Woody Harrelson es un excelente actor. En casi cualquier película suya está bien.
3.- Podemos ver muchos vehículos distintos del universo Star Wars.
Y, para terminar, algo que ni es bueno ni malo:
A Darth Maul le reconstruyeron la mitad de su cuerpo. Me pregunto cómo hace para ir al baño.
En definitiva, queridos aficionados al séptimo arte, cada cual es libre de disfrutar o no de un largometraje hecho solamente para ganar dinero, que no contiene una historia para recordar, pero que ofrece algunas secuencias entretenidas.