Cuando veo a una persona falseando la verdad, no me puedo contener. Aquí encuentro al ególatra de la crítica enlatada, que parece no haber leído un libro completo en su vida, afirmando que el mediocre largometraje Las dos caras del dr. Jekyll (The Two Faces of Dr. Jekyll, 1960) es la adaptación más fiel de la novela corta de Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, 1886). ESO NO ES CIERTO, ESA CINTA ES UNA VERSIÓN LIBRE DE LA OBRA EN CUESTIÓN; es tan libre, que el doctor Jekyll no disminuye su tamaño, ni se afea, sino que en esa película aparece más atractivo tras beberse el brebaje. Y nadie, absolutamente nadie, le comenta a este individuo que está equivocadísimo, nuevamente, para no variar.
En la novela original, cuando el doctor Jekyll toma la pócima, su tamaño se reduce, le quedan grandes las ropas, es más ágil, pero se convierte en una persona ruin, en él queda solamente el mal, ha desaparecido el bien que tenía. No es más guapo, como aparece en la película que comenta este sujeto, el guión de ese largometraje va por otros derroteros. Me molesta que este "crítico" afirme que esta es la adaptación más fiel de la obra original, cuando es muy distinta, él no ha leído la novela de Robert Louis Stevenson; y así mismo ha hecho con muchas otras reseñas suyas, inventa datos, confunde a sus "seguidores".
En la obra de Robert Louis Stevenson hay un personaje crucial, el abogado Utterson, que investiga la relación que podría existir entre el doctor Jekyll y el señor Hyde; en este largometraje que trata el ególatra no aparece este personaje. En la película del director Terence Fisher, la mujer de Jekyll comete adulterio, eso no ocurría en la historia de Stevenson, recordemos que el doctor Jekyll no estaba casado. ¿Debo continuar explicando que esta es una adaptación libre y que no es fiel a la novela?
Estoy en contra del engaño, y de las personas que difunden información errónea. Estoy en contra de los charlatanes de Internet, como este individuo de arriba.
Mundo cruel.
La falta de humildad del ególatra