Ya se ha estrenado en mi país, puedo entonces hacer la crítica de esta película. No como otros, que realizaron una crítica de Ready Player Onehace semanas, sin haber visualizado este increíble filme.
Está dirigido por Steven Spielberg. En mi niñez, se le llamaba el Rey Midas de Hollywood, porque todo lo que tocaba se convertía en oro: Tiburón, Encuentros en la Tercera Fase, En busca del Arca Perdida, E.T. El extraterrestre, Parque Jurásico, ¿tengo que seguir?
Los que nos criamos con programas inteligentes como Sesame Street (Barrio Sésamo en España o Plaza Sésamo en Hispanoamérica) teníamos cierta sensibilidad ante películas como E.T. Para los que vinieron luego y crecieron viendo programas en los que un tipo con un hacha persigue a un pollo sin cabeza, la cosa de la sensibilidad está un poco más difícil.
Pero volvamos a Ready Player One. Está basada en un libro del mismo título del que se distancia en muchos puntos de su argumento (a pesar de que el autor de la novela participó en el guión de esta cinta, junto a dos escritores de Hollywood). La película tiene muchísimas reseñas de videojuegos y películas de los años 70, 80 y 90. Vemos, por ejemplo, el DeLorean de Regreso al Futuro, tuneado con las luces rojas de El Coche Fantástico, aquella serie para la televisión. Hay cientos de personajes conocidos, incluso hay referencias a mi grupo favorito: Duran Duran.
Este es un viaje a un mudo “distópico”, nada deseado, del que la gente se evade yendo a Oasis a través de la realidad virtual. ¿Qué es Oasis? Un sitio en el que la imaginación es el último límite. Allí te puedes encontrar a Lara Croft, Freddy Krueger, King Kong, la moto de Akira… Cualquier cosa. Nostalgia, rápida y colorida. ¿Pero sabes cuál es la cantidad de azúcar necesaria para que no quedes empalagado? Hay que dosificarla, entiéndaseme bien. Las diferencias con las ideas originales de la novela hacen también que los lectores de aquella se sientan defraudados en las butacas del cine. Para los que se enfrentan a esta cinta sin haber leído el libro la cosa cambia, es un espectáculo visual. ¿Y qué decir de ese malo que hace cosas tontas que le conducen al fracaso? A pesar de todo, el largometraje brilla en su pequeño homenaje a Stanley Kubrick, El Resplandor. Hay que verla, pero jamás será como ver Regreso al Futuro por primera vez en los años 80, esa experiencia es irrepetible.
Un saludo cordial a todos.